domingo, 27 de septiembre de 2015

El hombre y la tecnología, ¿por qué somos tecnólogos?

Según cuentan los arqueólogos, en la última etapa de la revolución de nuestro planeta, tuvo lugar la primera revolución de la humanidad: la aparición de los primeros hombres. Esto ocurrió cientos de miles de años atrás.
Esta nueva especie pronto se distinguió de las demás por su gran capacidad para modificar el ambiente, utilizar en su provecho las fuentes naturales de energía, imponer su voluntad sobre todo lo existente y desarrollar un lenguaje que le permitió comunicarse con sus semejantes y transmitir su experiencia a través del tiempo a las nuevas generaciones. El resultado de este particular desarrollo es, nada más ni nada menos, nuestro mundo tal como lo conocemos hoy.
El hombre primitivo desarrolló una gran habilidad: no sólo recolectaba alimentos, sino que comenzó a fabricar herramientas que le facilitaron su obtención. Dichos utensilios hicieron más confortable y sencilla su vida, como, por ejemplo, las rudimentarias armas que le permitieron cazar, pescar y también defenderse de los animales peligrosos o de otros hombres. Con el tiempo, estas actividades se fueron complejizando y el hombre comenzó a cultivar la tierra, a domesticar animales, a construir viviendas para refigiarse, ropa para abrigarse, a diseñar sistemas de riego alterando el curso de los cauces de agua, a perfeccionar cada vez más sus herramientas y sus utensilios. De este modo, comenzó a desplegar sus aptitudes tecnológicas.
La actividad tecnológica del hombre nace con él. Una prueba de ello es que para referirnos a las distintas etapas de su evolución lo hacemos hablando de la edad de piedra, la edad de bronde, la edad de hierro, destacando el tipo de materiales que los conocimientos tencológicos le permitan descubrir y trabajar.

LA ACTIVIDAD TECNOLÓGICA, COMO EL ARTE O EL LENGUAJE, ES PROPIA DE LA ESPECIE HUMANA.
Son muchas las causas que contribuyeron al desarrollo de aptitudes tecnológicas. Entre ellas podemos mencionar:
  • el desarrollo del cerebro humano, con posibilidades de regular los instintos. El hecho de que nuestros instintos estén atenuandos, nos obliga a ensayar distintas soluciones a las dificultades que se nos presentan;
  • la conciencia de nosotros mismos y del paso del tiempo, lo que nos permite corregir nuestras acciones según nuestra propia experiencia. La noción de pasado, presente y futuro nos impulsa a planificar con el fin de lograr nuestros objetivos;
  • el nacimiento en estado inmadurez, que nos hace depender de los cuidados y el auxilio de otros seres humanos (padres) para poder vivir. En este contacto tan estrecho con nuestros semejantes, aprendemos todas las costumbres propias de nuestra cultura y nos desarrollamos como integrantes de una sociedad humana;
  • el desarrollo afectivo y la motivación: siempre aprendemos con más facilidad aquello que se relaciona con nuestros afectos e intereses personales. En tecnología, muchos inventos han surgido de la motivación personal de sus autores;
  • la gran capacidad para el aprendizaje: el hombre, a diferencia de otros animales, puede sacar provecho de sus errores y convertirlos en situaciones de aprendizaje. El desarrollo de la tecnología tiene mucho que ver con esto. Máquinas, artefactos y otros inventos que no han funcionado bien, con frecuencia han sido precursores de otros productos de gran importancia;
  • la excelente disposición anatómica de mano (relación del pulgar con los demás dedos para pinzar, agarrar, moldear). Si bien algunos mamíferos como los monos tienen una mano parecida a la nuestra, la movilidad de nuestro pulgar frente al resto de los dedos y su mayor destreza motríz, ha permitido al hombre incrementar notablemente su aptitud para la tecnología;
  • la gran capacidad creadora que nos permite encontrar soluciones distintas a un mismo problema. Sólo hace falta ver la diversidad de obras tecnológicas que nos rodean y que han existido, para darnos cuenta de esto.
Cada sociedad desarrolla su cultura y su tecnología en relación con el momento histórico y las características geográficas y climatológicas de su entorno. Tecnología y cultura son producciones inseparables de la reatividad humana: se determinan mutuamente. Toda cultura promueve el desarrollo de productos tecnológicos que, a su vez, modifican el modo de vivir de sus creadores, en un ciclo que se repite indefinidamente. Es decir, la tecnología es parte importante de la cultura, entendiendo por cultura al ambiente creado por el hombre.
En este sentido, podemos afirmar que la tecnología no solamante modificó el ambiente natural del hombre, sino que además cambió su forma de trabajar, de relacionarse, de formar una familia, de comunicarse, etc.

Fuente: Libro de Tecnología 9 
Álvarez - Marey 
Editorial AZ

Actividades
1) Luego de la lectura atenta del texto confecciona un cuadro indicando las causas que contribuyeron para que el hombre desarrolle aptitudes tecnológicas y da ejemplos concretos.
Responde:
2) ¿Por qué crees que somos tecnólogos?
3) ¿Qué papel cumple la creatividad en el desarrollo de la tecnología?
4) ¿Por qué se dice que la tecnología es un hecho cultural?